Obra abstracta realizada en acuarela y tinta sobre papel. Existe una casa grande, infinita. Sus paredes se mueven dependiendo del tiempo. Hoy forman un octógono, mañana un círculo. Cuando pisas el suelo, crece la hierba. Dentro de esa casa, todo lo que imaginas se vuelve realidad. A veces, nos parece que la casa es un espejismo, pues sólo el que puede verla, es invitado a entrar.