El neozelandés Kevin Best (no confundir con el pintor australiano) es, en parte, un singular coleccionista. Copas de cristal Roemer, cuchillos de ágata y plata, delicada porcelana kraak, jarras de Westerwald, antiguos candelabros de bronce, instrumentos barrocos, copas de plata... que se suman a los demás objetos de joyería o carpintería que él mismo ha ido realizando. Su afán coleccionista no es un fin en sí mismo. Está supeditado a una afición mayor. Su admiración por la Edad de Oro del…